Obituarios

Gerd Müller, campeón de la Copa Mundial de la FIFA 1974™ con Alemania Occidental, fue uno de delanteros más prolíficos de la historia del fútbol.

Conocido en España como «Torpedo» Müller, marcó una época tanto con el Bayern de Múnich como con su selección, ya que conquistó numerosos títulos y batió no pocos récords a lo largo de su ilustre carrera. Como internacional, el ariete marcó un total de 68 goles en 62 encuentros.

Con tan solo 1.76 m de altura, Müller fue el clásico depredador del área: una amenaza constante para la portería rival y un futbolista capaz de anotar desde cualquier posición. Cuando recibía un balón dentro del área, la afición sabía que pronto acabaría en el fondo de las mallas gracias a uno de sus imparables remates marca de la casa, ya fuera a la media vuelta, con la izquierda, con la derecha o de cabeza, de pie… y hasta desde el suelo.

Gerd Müller consiguió un total de 14 dianas en los Mundiales de la FIFA™, una cifra que solo han superado su compatriota Miroslav Klose (16) y el brasileño Ronaldo Nazário (15). Es el segundo máximo goleador de Alemania solo por detrás del Klose, aunque este cañonero de ascendencia polaca necesitó 137 partidos para acabar con un total de 71 goles y a Müller le bastaron 62 encuentros para sumar 68.

Con todo, el tanto más importante de esta leyenda del Bayern de Múnich fue el que dio la victoria a Alemania Occidental por 2 a 1 ante los Países Bajos en la final de la Copa Mundial de la FIFA 1974™, disputada en Múnich.

Müller ya había demostrado ser letal en los partidos más importantes, puesto que ya había anotado un doblete en la final del Campeonato de Europa de la UEFA en 1972.

En cuanto al fútbol de clubes, es el máximo artillero de la historia de la Bundesliga, con 365 goles en 427 partidos de liga durante los quince años que militó en las filas del conjunto bávaro. Tras su salida del Bayern, jugó tres años en el Fort Lauderdale Strikers, en Estados Unidos, antes de colgar las botas en 1982.

Jimmy Greaves es, con diferencia, el máximo goleador de la historia de la primera división del fútbol inglés, con 357 tantos en liga anotados para el Chelsea, el Tottenham Hotspur y el West Ham United.

Esa misma capacidad la demostró con Inglaterra, donde sus 44 goles en 57 partidos lo convierten en el quinto máximo goleador histórico de los Three Lions.

Greaves, que demostró un talento prodigioso desde muy joven y fue un delantero centro extraordinario, presentó su tarjeta de visita con un gol el día de su debut con el Chelsea en 1957, a la tierna edad de 17 años.

De hecho, marcar el día que debutaba se convirtió en un hábito para él, puesto que repitió hazaña con su selección y también con el AC Milan, el Tottenham y el West Ham.

Aunque su paso por el AC Milan en 1961 duró únicamente un año, Jimmy Greaves anotó nueve goles con los rossoneri antes de regresar a su país e incorporarse al Tottenham Hotspur.

Curiosamente, el equipo del norte de Londres lo fichó por 99 999 GBP, una cifra peculiar que se fijó porque quien sería su entrenador, Bill Nicholson, no quiso que Greaves sufriese la presión de ser el primer fichaje del fútbol británico que rebasara las 100 000 GBP.

Aunque destacó en la selección inglesa a lo largo de su carrera y formó parte del once inicial que disputó el Mundial de 1966, se perdió la final que ganó Inglaterra a Alemania Occidental por 4-2.

El letal delantero arrastró una lesión durante todo el torneo y Geoff Hurst acabó ocupando su puesto en la final, en la que consiguió un hat trick.

Tras su éxito como futbolista, Jimmy Greaves se convirtió en una de las figuras más populares de la televisión británica y se hizo un nombre como pionero de los comentaristas futbolísticos. Su compañero en el programa que presentaba, el exdelantero escocés Ian St John, también falleció en 2021.

En la historia de la Juventus, plagada de triunfos, pocos futbolistas han vestido la célebre camiseta bianconera con más distinción que Giampiero Boniperti.

Boniperti, un delantero creativo y con una depurada técnica individual, dedicó sus quince años de carrera deportiva a la Juventus. Tras colgar las botas, fue directivo y presidente del club durante más de dos décadas.

Uno de los mejores futbolistas de su generación, fue internacional con Italia en los Mundiales de 1950 y 1954 —en este último llevó el brazalete de capitán— y en los JJ. OO. de 1952.

Además, ganó la Serie A en cinco ocasiones con el club turinés.
Boniperti era un jugador infatigable y generoso, que cobró tanta fama por sus asistencias como por sus goles.

Aun así, anotó nada menos que 178 tantos para los bianconeri, cifra con la que ostentó el récord del club durante más de 40 años hasta que Alessandro del Piero lo batió en 2006.

De igual modo, Giampiero Boniperti es el tercer jugador que más veces ha defendido al camiseta de la vecchia signora, solo por detrás del propio Del Piero y de Gianluigi Buffon.

Tras su retirada, siguió formando parte de la familia juventina y ocupó la presidencia entre 1971 y 1990, durante un periodo de éxitos para el club.

Como presidente, Boniperti le costaba ver las segundas partes de los partidos y, a menudo, se marchaba del palco en el descanso. No soportaba la presión de ver los partidos, en lugar de estar sobre el césped.

Posteriormente, entró en política en 1994 y llegó a ser miembro del Parlamento Europeo.

La vida de Jean-Pierre Adams fue una historia de amor y de fútbol a partes iguales.

Adams, quien fue defensa internacional con Francia, falleció en septiembre de 2021 tras pasar 39 años en coma, siempre al cuidado de Bernadette Adams, su devota esposa.

En 1982, a los 34 años, ingresó en el hospital para una operación de rodilla y nunca recuperó la conciencia debido a un error en la dosis de anestesia que recibió.

Hasta su retirada, un año antes de la tragedia, Adams fue una de las estrellas del fútbol francés, defendió en 22 ocasiones el escudo de su selección y formó una extraordinaria pareja de centrales junto a Marius Trésor.

Nacido en Senegal, Adams llegó a Francia con solo 10 años y llegó a jugar más de 200 partidos en la Ligue 1 con el Nimes Olympique, el OGC Niza y el París Saint-Germain.

Jean-Pierre Adams salió del hospital 15 meses después de entrar en coma y su esposa se encargó de cuidarlo en su casa de Nimes hasta que falleció.

Durante cuatro décadas, Bernadette cuidó de su marido todos los días. Lo bañaba, le preparaba la comida, lo mimaba y le hablaba. En ningún momento se planteó desconectar la máquina que lo mantenía con vida.

Roger Hunt formó junto con Geoff Hurst —autor del decisivo hat trick— la dupla atacante de la selección inglesa que ganó la final de la Copa Mundial de la FIFA 1966™. Esa final sigue siendo el único gran trofeo que ha ganado este país hasta la fecha.

Aunque a menudo no se le cita entre las grandes figuras del fútbol inglés, Hunt marcó 18 goles en 34 partidos con su selección, de los cuales tres fueron en el Mundial de 1966.

Además, es el segundo máximo goleador en la ilustre historia del Liverpool, con un total de 285 tantos en 492 partidos con los reds. Tan solo lo supera Ian Rush, con 346 goles en 660 encuentros.

Con el Liverpool, Roger Hunt ganó dos títulos de liga y una FA Cup. Además, fue el primer jugador de la historia en aparecer marcando un gol en Match of the Day, el emblemático programa de resúmenes futbolísticos de la BBC.

Ebba Andersson fue una de las pioneras del fútbol femenino en Suecia, el país que la vio nacer.

En 1973, la selección femenina sueca disputó su primer encuentro internacional y Andersson tuvo el honor de llevar el brazalete de capitana.

El partido, que se jugó ante Finlandia y acabó 0-0, fue la única ocasión en que Andersson se enfundó la camiseta de su selección y lo hizo con 37 años.

Desde entonces, Suecia se ha convertido en una potencia del fútbol femenino. Fue finalista en la Copa Mundial Femenina de la FIFA 2003™ y suma dos platas olímpicas.

Andersson fue una figura fundamental en el desarrollo del fútbol femenino en su país. También en 1973, lideró a su club, el Öxabäck, a la consecución del primer campeonato femenino de la historia en Suecia, título que volvió a ganar dos años más tarde.

Tarcisio Burgnich representó a Italia en tres ediciones de la Copa Mundial de la FIFA™ y fue un auténtico pilar en la defensa del Inter de Milán durante más de una década.

Burgnich, a quien el capitán del Inter, Armando Picchi, apodó la Roccia («la Roca»), disputó 66 partidos internacionales con los nerazzurri entre los mundiales de 1966, 1970 y 1974.

Llegó incluso a marcar un gol en la semifinal de 1970 contra Alemania Occidental, en el llamado «partido del siglo», aunque, a la postre, Italia acabó cayendo en la final ante Brasil.

Asimismo, formó parte de la selección italiana que ganó el Campeonato de Europa de la UEFA en 1968, que acogió precisamente el país transalpino.

Tarcisio Burgnich fue un lateral rápido y muy incisivo, un adelantado a su tiempo que combinaba su capacidad ofensiva con una gran fortaleza defensiva, dos características que encajaban a la perfección en el estilo de juego al contraataque del Inter de los años 60.

Defendió la camiseta del Inter en 494 ocasiones entre 1962 y 1974 en la Serie A y ganó cuatro scudettos, dos Copas de Europa y dos Intercontinentales.

Tras su retirada, Burgnich se reconvirtió a entrenador y dirigió a distintos equipos durante más de dos décadas.

El nombre de Yoo Sang-chul, considerado uno de los mejores futbolistas de la República de Corea de todos los tiempos, quedará escrito con letras de oro en la historia futbolística de su país.

Yoo fue internacional en 120 ocasiones entre 1994 y 2005 y fue pieza clave en el histórico combinado de la República de Corea que alcanzó las semifinales en la Copa Mundial de la FIFA 2002™.

En aquel torneo, que acogieron Corea y Japón, la anfitriona fue el equipo revelación y superó a selecciones como Portugal, Italia y España en su periplo hasta las semifinales.

Yoo vio puerta en el triunfo por 2-0 ante Polonia en el partido inaugural, la primera victoria de la República de Corea en un Mundial, y fue tal su influencia en el juego que acabó entrando en el once ideal del campeonato.

Fue un jugador extraordinariamente versátil que, a lo largo de su carrera, formó parte del mejor once de la liga de su país como defensa, como centrocampista y como delantero. Ganó varios títulos ligueros tanto en la República de Corea como en Japón antes de retirarse en 2005.

Pasó del césped a los banquillos, pero, cuando entrenaba al Incheon United, se le diagnosticó un cáncer de páncreas.
Pese a todo, no tiró la toalla y evitó que el Incheon descendiese antes de que sus problemas de salud lo forzasen a dimitir en 2020.

El delantero neerlandés Willy van der Kuijlen sigue siendo, a día de hoy, el máximo anotador de la Eredivisie con 311 dianas en 544 partidos, la mayoría en las filas de su amado PSV Eindhoven.

Van de Kuijlen, que también ostenta el récord goleador en copa en su país, jugó la mayor parte de su carrera como segundo delantero y aprovechó su calidad y su potente disparo para convertirse en un artillero temible.

Durante sus 18 temporadas en el PSV, ganó tres títulos de la Eredivisie, dos copas de los Países Bajos y la Copa de la UEFA en 1978.

Pese a su sensacional papel en el PSV, van der Kuijlen tan solo fue internacional en 22 ocasiones durante los años gloriosos de su selección, en las décadas de 1960 y 1970.

La razón de tan escaso bagaje se debe a que jugaba en la misma posición que el gran Johan Cruyff y, en consecuencia, tenía muy limitadas sus opciones en el equipo.

A pesar de todo, se las arregló para anotar siete goles hasta que disputó su último encuentro en 1977.

Una vez retirado, «Mister PSV» continuó ligado al club y ejerció distintos cargos, como el de técnico de categorías inferiores, segundo entrenador y ojeador.

En 2004, se erigió una estatua dedicada a su figura en el exterior del estadio del PSV.

Holger Obermann fue un hombre capaz de sacar lo mejor de sí mismo en momentos de crisis, que demostró un compromiso total y sincero con los valores y la visión de la FIFA con los que marcar la diferencia a través del fútbol.

Tras ser futbolista con más profesionalismo que notoriedad en su Alemania natal y en Estados Unidos, Obermann se granjeó su fama como periodista y luego como asesor técnico para una enorme cantidad de federaciones miembro.

Conocido por ser un experto en desarrollo, viajó en representación de la FIFA, la Federación Alemana de Fútbol y el gobierno de su país. Visitó multitud de países, incluidos Gambia, Malasia y, sobre todo, Afganistán.

Recibió el encargo de reconstruir el fútbol afgano en 2003 tras varias décadas sumido en el caos. Su esfuerzo en ese proyecto, que le llevó incluso a dirigir brevemente a la selección masculina, fue el factor diferencial en la restauración del estatus de la Federación Afgana de Fútbol como federación miembro de la FIFA.

Tras el tsunami que asoló el océano Índico en 2004, la FIFA volvió a recurrir a Obermann, a quien nombró asesor técnico para el programa de reconstrucción en Sri Lanka.

Ese mismo año, fue galardonado con la Orden de Mérito de la República Federal de Alemania. En 2010, fue condecorado con la Orden de Mérito de la FIFA por su compromiso con el desarrollo del fútbol.

Leopoldo Luque solo disputó una Copa Mundial de la FIFA™, la de 1978, pero dejó su impronta al marcar cuatro goles con Argentina, que acabó levantando el trofeo en su tierra.

Tras ver puerta en los dos primeros partidos del torneo, la desgracia se cebó con él por partida doble: se dislocó un hombro y su hermano falleció en un accidente de tráfico.

El delantero se perdió los dos partidos siguientes, pero volvió al once en la semifinal contra Perú para aportar dos tantos más. Después, jugó los 120 minutos ante Países Bajos en la final que dio a Argentina su primer título de campeona del mundo.

Luque marcó un total de 22 goles para su país, el último en 1980. Además, ganó un total de cinco títulos de liga con el River Plate.

Horst Eckel fue el último superviviente de los integrantes de la selección de la República Federal Alemana ganadora del Mundial de la FIFA de 1954. Falleció el 3 de diciembre de 2021 a la edad de 89 años.

Futbolista extremadamente versátil, Eckel fue una pieza clave de la selección de Alemania Occidental que acabó imponiéndose a Hungría, clara favorita, en la final del Mundial de 1954 que se conoce como el «milagro de Berna». Supuso el primer título mundial para los teutones y marcó a la mannschaft las décadas venideras por su entrega y solidez.

Horst Eckel, figura admirada en el mundo entero, defendió en 32 ocasiones la elástica alemana, aunque su partido más recordado es precisamente el de la final mundialista de 1954 contra la generación dorada del fútbol magiar.

Sepp Herberger, entonces seleccionador de los alemanes, construyó la escuadra en torno a los jugadores del 1 FC. Kaiserslautern, entre los que se encontraba Eckel. Dado que ninguno de los integrantes de aquella selección alemana era profesional, nunca contaron entre los favoritos.

No obstante, su rendimiento durante todo el Mundial, en especial en la final, se considera como uno de los grandes momentos de la historia reciente de Alemania por su carácter unificador en un país que todavía se recuperaba de los estragos de la II Guerra Mundial.

Horst Eckel alcanzó grandes éxitos en su carrera como jugador de club y debutó en el Kaiserslautern en 1950, equipo con el que conquistó dos ligas. Después de colgar las botas, dio un giro a su vida profesional y, tras la pertinente formación, se convirtió en profesor de secundaria, labor que ejerció hasta su jubilación en 1997.